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Todos nos hemos puesto metas a lo largo de nuestras vidas. Desde bajar de peso para entrar en el pantalón que tenemos arrumbado en el closet, hasta ahorrar dinero para poder realizar un viaje. Al alcanzar nuestras metas nos sentimos contentos porque gracias a nuestros esfuerzos, obtenemos los resultados deseados. Lo importante de esto, es no dejar las metas a la casualidad. Debemos dejar de pensar que lo que tenemos es por suerte, ya que es eso lo que marca la diferencia entre los que logran mucho, y los que logran poco.

Seguramente ya viste el famoso video de “El Secreto”, donde se nos plantea que cuando nos proponemos una meta, el universo conspira para que se realice. ¿Pero es realmente así de sencillo? No hay magia detrás de esta idea, es cuestión de enfocar toda nuestra energía hacia nuestros objetivos, así nuestros sentidos se agudizan y empezamos a notar oportunidades que en otras circunstancias dejaríamos pasar. Si te propones comprar un auto de determinada marca y color, realmente lo visualizas y te empeñas en obtenerlo, por estar tan concentrado en ello, vas a sentir que lo ves a cada rato en la tele, en las revistas o hasta en la calle. Y eso es precisamente el poder de enfocarnos a metas específicas.

La clave para alcanzar nuestras metas es tener una mente y actitud positiva. Esto no es una tarea simple, ya que mucha gente se pone límites como el conformismo o el miedo a tomar riesgos. Para poder lograr un cambio en nuestras vidas debemos saber hasta dónde queremos llegar, y qué es lo que debemos hacer para conseguirlo.

Las metas mueven a las personas, las hacen avanzar y dirigen sus esfuerzos hacia un objetivo, siempre y cuando no caigan en el exceso de convertirse demasiado ambiciosas. Cuando nos tapamos los ojos por una ambición, podemos descuidar otras cosas importantes como nuestra familia, nuestra salud, perder la prudencia o hasta la ética. Nunca debemos olvidar que la felicidad esta en el trayecto hacia nuestra meta, y no al final de esta.

Siempre vamos a querer más. Más dinero, más reconocimientos, más todo, y son estas metas las que alimentan nuestra motivación. El propósito más importante de alcanzar una meta, aparte de ser un logro para nosotros, es que nuestro éxito puede beneficiar e inspirar a otras personas.